Sólo la casualidad puede aparecer ante nosotros como un mensjae, sólo la casualidad nos habla. En ocasiones hace falta que ocurran varias casualidades, aparentemente improbables, para que suceda algo que cambie nuestras vidas.

viernes, 7 de enero de 2011

Una foto en blanco y negro.

Por fin. Por fin sale el sol después de la gran tormenta. Por fin un reencuentro que con ese amigo con el que hacía tanto que no hablabas. Por fin esa persona a la que echabas de menos. Por fin un paseo por la Gran Vía. Por fin ella, mi mejor amiga, la de siempre. Por fin cabalgata. Por fin churros con chocolate. Por fin buen rollo. Por fin salir a la calle y sentir esa sensación de "sí, hoy me como el mundo". Por fin risas, risas y más risas. Por fin saltar, gritar, chillar. Y entonces, cuando en ese preciso momento todo parece ir de maravilla, las cosas cambian. Aparece algo que te hace detenerte a pensar. ¿Qué más necesito? Nada ¿Nada? Nada ¿Segura? Piensa, mira bien, algo habrá. ¿A quién quiero engañar? Claro que hay. De hecho, en ningún momento has dejado de tenerlo en mente. La pieza que completa el puzzle, la que haría que todo encajase. Sí, la pieza grandota que va en el centro y que hace que sin ella todas las demás pierdan su sentido. Y es que es así, de entre 1000 piezas una, sólo una, puede conseguir las 999 restantes pasen totalmente desapercibidas. ¿Y ahora qué pasa? ¿Qué hacemos con todo el trabajo hecho? ¿Vamos a mandarlo todo a la mierda después de tanto esfuerzo? ¿Deshacemos el puzzle o esperamos? ¿Esperar? ¿A qué piensas esperar? ¿Acaso va a ir la pieza hacia ti? Abre la caja, busca. Debajo de la mesa, entre los cojines, en aquel rincón... tiene que estar. Se supone que tiene que estar, viene en el pack, ¿no?. ¿No? Y así, tras mucho buscar te das cuenta de algo. Tal vez nunca llegó a estar en la caja y sea un defecto de fábrica. Quizá esa pieza nunca estuvo con el resto y, por tanto, nunca lo estará. Ese puzzle estaba destinado a estar incompleto de por vida ¿Qué hacer entonces? Malditos puzzles, nunca me gustaron demasiado.

1 comentario:

  1. Que grande... que verdad!! todos intentando completar nuestro puzzle de la felicidad. Algunos con mas piezas otros con menos, pero si falta alguna parece que de nada sirven el resto.

    Ami tampoco me gustaron nunca demasiado los puzzles...

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